Recibimos con respeto al Presidente de los Estados Unidos, pero no nos olvidamos de todo lo que durante la historia ha hecho ese gobierno contra el pueblo cubano. Parecía que en Cuba esos días todo era placer y alegría porque teniamos de visita al primer presidente negro en la historia de los EE UU. Pero después de la visita, a unos días sale el invencible Comandante en Jefe al paso a las palabras absurdas y al ego del presidente de querer cambiar a Cuba.
Fidel , estamos contigo.
Con Raúl, con nuestros caídos durante toda la historia que tienen Cuba de lucha por su independecia, con los que día a día construyen un mundo mejor.
BHS
Tomado de Cubadebate.
Artículo de Fidel: El hermano Obama
28 marzo 2016
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Fidel Castro. Foto: Roberto Chile
Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas
huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los
buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y
bochornosa de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el
aire en muchos lugares del país.
El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de
los paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros mares,
y siempre que se comparta con el capital privado de las grandes
corporaciones extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de
millones de dólares per cápita no son dignas de atención alguna.
Ya que me vi obligado a mencionar el tema, debo añadir,
principalmente
para los jóvenes, que pocas personas se percatan de la importancia de
tal condición en este momento singular de la historia humana. No diré
que el tiempo se ha perdido, pero no vacilo en afirmar que no estamos
suficientemente informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos
y las conciencias que debiéramos tener para enfrentar las realidades
que nos desafían. Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras
vidas son una fracción histórica de segundo, que hay que compartir
además con las necesidades vitales de todo ser humano. Una de las
características de este es la tendencia a la sobrevaloración de su
papel, lo cual contrasta por otro lado con el número extraordinario de
personas que encarnan los sueños más elevados.
Nadie, sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de
nosotros está diseñado para el papel que debe asumir en la sociedad
revolucionaria. En parte, los cubanos tuvimos el privilegio de contar
con el ejemplo de José Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no
en Dos Ríos, cuando dijo “para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas
españolas atrincheradas en una sólida línea de fuego. No quería regresar
a Estados Unidos y no había quién lo hiciera regresar. Alguien arrancó
algunas hojas de su diario. ¿Quién cargó con esa pérfida culpa, que fue
sin duda obra de algún intrigante inescrupuloso? Se conocen diferencias
entre los Jefes, pero jamás indisciplinas. “Quien intente apropiarse de
Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la
lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se reconoce
igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto
de nuestra historia.
Mirándolo desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de
Bonifacio Byrne cuando, desde la distante embarcación que lo traía de
regreso a Cuba, al divisar otra bandera junto a la de la estrella
solitaria, declaró: “Mi bandera es aquella que no ha sido jamás
mercenaria…”, para añadir de inmediato una de las más bellas frases que
escuché nunca: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera
algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender
todavía!…”. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de
Camilo Cienfuegos aquella noche,
cuando a varias decenas de metros bazucas y ametralladoras de origen
norteamericano, en manos contrarrevolucionarias, apuntaban hacia la
terraza donde estábamos parados. Obama había nacido en agosto de 1961,
como él mismo explicó. Más de medio siglo transcurriría desde aquel
momento.
Veamos sin embargo cómo piensa hoy nuestro ilustre visitante:
“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra
fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo
cubano”.
De inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos para la mayoría de nosotros:
“Ambos vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el Presidente norteamericano.
“Cuba,
al igual que Estados Unidos, fue constituida por esclavos traídos de
África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene herencias en
esclavos y esclavistas”.
Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama.
Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución;
que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por
esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa
costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los
ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida
por la Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que
libró en Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de
armas nucleares en un continente de más de mil millones de habitantes.
No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos
de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial
fascista de Portugal.
En 1961, apenas dos años y tres meses después del Triunfo de la
Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada,
equipada con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y
portaviones de Estados Unidos,
atacando por sorpresa a nuestro país.
Nada podrá justificar aquel alevoso ataque que costó a nuestro país
cientos de bajas entre muertos y heridos. De la brigada de asalto
proyanki, en ninguna parte consta que se hubiese podido evacuar un solo
mercenario. Aviones yankis de combate fueron presentados ante Naciones
Unidas como equipos cubanos sublevados.
Es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país.
En África creyeron igualmente que la Cuba revolucionaria sería puesta
fácilmente fuera de combate. El ataque por el Sur de Angola por parte de
las brigadas motorizadas de Sudáfrica racista los lleva hasta las
proximidades de Luanda, la capital de este país. Ahí se inicia una lucha
que se prolongó no menos de 15 años. No hablaría siquiera de esto, a
menos que tuviera el deber elemental de responder al
discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se
escribió una página honrosa de la lucha por la liberación del ser
humano. De cierta forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese
correcta.
Su origen humilde y su inteligencia natural eran evidentes.
Mandela estaba preso de por vida y se había convertido en un gigante de
la lucha por la dignidad humana. Un día llegó a mis manos una copia del
libro en que se narra parte de la vida de Mandela y ¡oh, sorpresa!:
estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era increíble el
tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la pena
haber conocido hombres como aquel.
Sobre el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo
estaba realmente interesado en conocer más detalles sobre la forma en
que los sudafricanos habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la
información muy precisa de que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente
segura sería el profesor e investigador
Piero Gleijeses,
quien había redactado el texto de “Misiones en conflicto: La Habana,
Washington y África 1959-1976”; un trabajo excelente. Yo sabía que él
era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo comuniqué; me
respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el texto
había respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien
había sido embajador o colaborador cubano en Angola,
muy amigo suyo.
Localicé a Risquet; ya en otras importantes ocupaciones estaba
terminando un curso del que le faltaban varias semanas. Esa tarea
coincidió con un viaje bastante reciente de Piero a nuestro país; le
había advertido a este que Risquet tenía ya algunos años y su salud no
era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía.
Risquet empeoró y falleció.
Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto promesas, pero ya yo
había logrado información sobre lo que se relacionaba con esa arma y la
ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e
Israel.
No sé qué tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro
qué sabía o no, aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada.
Mi modesta sugerencia es que reflexione y no trate ahora de elaborar
teorías sobre la política cubana.
Hay una cuestión importante:
Obama pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas para expresar:
“Es
hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro,
mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a
haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da
más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia,
como vecinos, juntos”.
Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un
infarto al escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos.
Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y
los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos
cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno
vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?
Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y
abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza
espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y
la cultura.
Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las
riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de
nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros
esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con
la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este
planeta.
Fidel Castro Ruz
Marzo 27 de 2016
10 y 25 p.m.